El poder de la dignidad

Mirándose al espejo y sintiéndose empoderada

Con frecuencia, las lesiones graves o la enfermedad evocan sentimientos de desesperanza, aislamiento y pérdida de la independencia. Frente a los desafíos de la edad, enfermedad y la recuperación, conservar la dignidad puede mantener sano el espíritu.

Marilyn, una viuda de 80 años, tenía muchos problemas de salud, vivía sola y se estaba convirtiendo en una acumuladora compulsiva. Abrumada por circunstancias recientes de la vida, sus expresivos ojos mostraban una gama de emociones. Marilyn extrañaba a su esposo, estaba frágil y luchaba por mantener su dignidad.

Se estableció una comunicación con Elderplan/HomeFirst, los planes de salud que son agencias participantes del Sistema de salud de MJHS. Unos meses después de esa llamada telefónica trascendental, Marilyn caminó confiada hasta el espejo. Su departamento lucía elegante y libre de acumulación. Su salud había mejorado mucho. “Todo esto”, señalaba orgullosa los alrededores mientras se aplicaba lápiz labial, “es gracias a las buenas personas de Elderplan/HomeFirst”.

La dignidad importa, en especial para los que son médica y socialmente vulnerables. Por ejemplo, algunos miembros como Marilyn trabajan con un administrador de atención dedicado. Un enfermero hace visitas a su hogar. Ella recibe recomendaciones de recetas saludables, actividades comunitarias, ejercicios y muchas cosas más. También hay asistencia telefónica, porque, a veces, los miembros solo quieren charlar.

“Nos esforzamos por mantener a los miembros tan activos y conectados con la comunidad como sea posible, eso es muy importante”, dice Joe, que trabaja en Elderplan/HomeFirst desde hace casi 20 años. “Mantener o restablecer la autoestima y el control está directamente relacionado con vivir en un entorno seguro”.

Joe recuerda a David, un miembro de 90 años que no estaba dispuesto a sacrificar los hábitos que lo definían. Después de todo, son esas pequeñas cosas las que nos hacen ser quienes somos.

“David era una persona particular. Le enorgullecía el orden de su casa, su ropa planchada y su barba perfectamente cuidada. Después de la cirugía, ni siquiera podía bañarse. Estaba avergonzado, no se sentía él mismo”.

Un administrador de atención de Elderplan/HomeFirst trabajó con David y su familia para mantenerlo seguro en su casa y —algo igual de importante— darle tranquilidad. Se creó un plan médico con objetivos realistas. Su casa se ordenaba. Su ropa se planchaba. Y, sí, su barba estaba perfectamente arreglada. David volvió a sentirse él mismo. Y su equipo de atención resplandecía de orgullo.

“Puede ser fácil olvidar que personas como Marilyn y David alguna vez fueron jóvenes, tuvieron sus carreras, formaron sus familias, vivieron más que muchos y todavía son personalidades muy dinámicas”, explica Joe. “Mis colegas y yo nos aseguramos de que las Marilyn y los David de New York no queden al margen. Merecen sentirse orgullosos de quienes fueron y de quienes son hoy”.

“Envejecer no siempre es una transición fácil”, dice Joe. “Pero puede ser mucho mejor cuando un atento sistema de apoyo como Elderplan/HomeFirst nos empodera para que seamos nuestra mejor versión”.

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